Incendio de Navidad

Las últimas horas del domingo de Navidad, casualmente mirando por mi balcón, registré un incendio que impulsó una llamada (bah... tres).
Lo que yo ví en aquel momento era lo mismo que se ve en la foto, algo flameando en un edificio a la distancia. Sin embargo, era necesario informar del hecho. Marqué Emergencias (911) y les expliqué lo que veía. Pero eso no fue suficiente e hicieron falta dos llamados más para que los bomberos pudieran dar con el incendio.
Consejos antes de llamar a Emergencias:
- Dar la ubicación lo más aproximada posible del siniestro; buscar un mapa en internet o en una guía si uno no está seguro. En mi caso, sólo podía decir que el incendio ocurria a aproximádamente un kilómetro de donde estaba yo. En internet busqué la intercepción de calles posibles. Luego llamé.
- Dar la mayor cantidad de detalles: por ejemplo, en mi caso, yo suponía que el incendio ocurría en los últimos pisos altos de un edificio de entre diez y doce pisos; aclaré que había una nube de humo oscura que iba a guiar a los bomberos mejor que yo, que no podía tener una dirección exacta.
- Tener tranquilidad y paciencia. Alguien va a llegar a socorrer a los perjudicados. En mi caso la respuesta de los bomberos fue rápida.
Eso es todo, y esta es una historia más de Buenos Aires.

La Morada



Muy buenas empanadas caseritas....¡hasta en la masa!
Ambiente relajado y amigable, para ir con amigos o compañeros de la oficina.
Se sorprenderán de las posters, botellas, juguetes y carteles que abundan en sus paredes.
Hipóliyo Yrigoyen entre Piedras y Chacabuco.















Otro Christophersen en San Telmo


Uno de los menos conocidos edificios del arquitecto noruego Alejandro Chrirtophersen, quien lleva un importante acerbo construido en la primer mitad del siglo XX en Buenos Aires, es este edificio de calle Perú 555.
Esta pieza arquitectónica resalta probablemente por las molduras que sobresalen de una fachada llana. El programa de usos, supongo, corresponde a viviendas.
Sin más...

Vasija encontrada





El mes pasado encontré en la esquina de Avenida Belgrano y Perú los trozos de lo que consideré una vasija antigua. En esa esqueina se encuentra el edificio Otto Wolf, que alguna vez intentó ser la embajada Astro Húngara. Sé, por curiosidad propia, que se estpan haciendo trabajos de arreglos en el gran local de planta baja y en los sótanos ya que veo luz a través de las ventilaciones que este último tiene y que dan a la vereda.
Especulo que las piezas no son originarias de estas zonas ya que no contienen conchilla en su mezcla, algo que considero típico de una región tan cercana al río. Pero no tengo idea de cuál puede ser su origen.
He recorrido museos y consultado con museólogos y arquitectos a fin de averiguar si estas piezas tienen valor patrimonial para nuestra ciudad pero aún no me han aclarado nada. Recién le he escrito a un antropólogo que espero me ayude. Si estas piezas son parte de la historia de Buenos Aires, entonces deben estar a disposición de todos; es nuestro patrimonio.
Adjunto algnas fotos por si alguno de ustedes se da una idea.... Desde ya, les agradeceré comentarios que me ayuden a develar el misterio de esta vasija.

Abrazo a la Richmon

Ayer 18 de Agosto se hizo un nuevo abrazo a la Confitería Richmond

El edificio más blanco de Buenos Aires, la Iglesia de San Ignacio

La Iglesia de San Ignacio, en la esquina de Bolivar y Alsina, a metros de Plaza de Mayo, es el edificio más blanco de Buenos Aires gracias a la restauración de su fachada.

Abrazo a la Richmond - Italo Daffra de #54bares Notables


Italo Daffra, representante de 54Bares Notables habló en el abrazo para evitar el cierre de la Confitería Richmond. También hablaron la Diputada Lubertino, la Legisladora Gabriela Alegre, representantes de Basta de Demoler y vecinos.

Abrazo a la Confiteria Richmond


Toma de firmas para evitar el cierre de la Confitería Richmond.



Confitería Richmond

Recuerdo que mi abuela me llevaba a tomar el té en 

sus inmensos salones hace más de veinte años. Lo que más recuerdo son las 
bandejas de facturas que venían en platillos en diferentes niveles. El más 
pequeño arriba y así crecían hacia abajo. Todos estaban unidos por un palillo 
vertical. Era como una cascada de facturas, de las más ricas que había. La 
imagen es borrosa pero también recuerdo delante de esa bandeja que era como una 
fuente de pastelerías dulces una gran taza de café con leche.

Ir a tomar el té en la Richmond era un gusto que 

se daba mi abuela cuando íbamos desde Floresta al centro a hacer un trámite. 
Probablemente ella la haya conocido desde mucho antes. Probablemente la haya 
visitado en su juventud. Y ese placer que era para ella sentarse en los sillones 
Chesterfield de cuero y en las mesas redondas y de madera maciza de estilo 
inglés, como el resto de la decoración, envueltas las paredes con una boiserie 
de roble de Eslavonia y con arañas holandesas de bronce y opalina es uno de los 
recuerdos de ella que atesoro con más cariño.

Hoy nos encontramos en los medios con la triste 

noticia de que van cerrarla para hacer un local de venta de artículos 
deportivos. Y la verdad es que no podemos dejar que eso pase. La Confitería 
Richmond es parte de nuestro pasado, del de Buenos Aires y del de muchos de 
nosotros. Si sólo entendiéramos la historia de la calle Florida y la 
resistencia de la confitería al paso del tiempo que fue degradando a la 
peatonal hasta darle ese aspecto entre decadente y perturbador que hoy tiene entonces 
estaríamos todos de acuerdo en que debemos preservar. Que no se mal entienda: 
Florida es una de las calles predilectas de la ciudad pero que ha cambiado, no 
podemos negarlo. Tratemos de imaginarla como Manucho la describe en “La Casa” y 
no nos costará creerlo.

Propongo que hagamos algo por la Richmond, por 

mínimo que sea: postemos en nuestros blogs, comentemos en los medios, 
twittemos. Tenemos que salvar a la Richmond.

Día del niño en el Casco Histórico de la Ciudad


La Dirección General de Casco Histórico junto con la Dirección General de Enseñanza Artística organizan un evento para el Día del Niño:
Les adjunto el panfleto con las actividades que aparentemente estarán muy buenas:
Por festejos alusivos al Día del Niño, el sábado 13 de agosto, desde las
15 y hasta las 17, se realizará un recorrido por un sector limitado del Casco
Histórico. El mismo será encabezado por dos guías que llevarán el hilo de un
relato que incluirá información sobre lo que se va viendo con una modalidad de
juego (adivinanzas, etc.)

El grupo partirá de la Casa de la Cultura (Av. De
Mayo 575) y finalizará en el Palacio Barolo (Av. De Mayo 1370). La actividad se
completa con “paradas” en las que los chicos desarrollarán algunas actividades
breves.


Se contará con la participación de un mimo, quien con su arte se
convertirá en llamador y acompañará el desarrollo de la visita, también habrá
un terceto de guitarra, flauta y violín compuesto por alumnos de la
Dirección Generalde Enseñanza Artística, quienes realizarán un breve show con
un repertorio especial para niños, y los recibirán en la última parada, el
Palacio Barolo.


Durante el recorrido un grupo de actores vestidos con trajes de época,
aportados por el Museo Nacional de la Historia del Traje, harán
breves intervenciones referentes al momento relatado, o al edificio en el que
se encuentren o a la vestimenta que luzcan.


Ojos de Buenos Aires













San Telmo mirando.... desde Independencia y Bolivar.

Miradores de Buenos Aires desde el Hotel Panamericano




Esta vez la visita de los cielos porteños fue desde el Hotel Panamericano, en Carlos Pelegrini 551. Desde allí arriba no sólo se puede tener una vista fantástica de la ciudad sino que también es un lugar excelente para un break en medio de la agitada vida de la city.



Pra más información: 4342- 1834 int 126.

Miradores de Buenos Aires desde el Edificio Comega




"Miradores de Buenos Aires" es una propuesta del Ministerio de Cultura consistente en visitas guiadas a algunos edificios altos y representativos de la ciudad desde los cuales se puede tener una visión menos frecuente de Buenos Aires.

A pesar de la neblina y las nubes la vista desde el restaurant del edificio Comega (COmercial MErcantil GAnadero), en Av. Corrientes 222 era espectacular. Allí, en el piso 19, los ventanales nos permitieron abarcar desde Quilmes hasta las torres de Catalinas.



Para inscripciones: (054) (011) 4342-1778 int 126/127 de lunes a viernes de 9 a 14 hs.

Buena Vibra Buenos Aires

Hoy decidí empezar una campaña para mejorar la energía de Buenos Aires. Como es fácil percibir, la ciudad está maltratada, sucia, desordenada, ruidosa, insegura. La gente es descortés y se ha impuesto la costumbre del “no importa el otro”. Así, día a día nos vemos obligados a lidiar con situaciones molestas, con mugre, con puteadas, con quejas.


Estoy convencida de que existe una energía que se va traspasando entre personas y entre personas y objetos. La llevo yo y se la paso a mi hermana, y ella saca a pasear a su perro y se la pasa al vecino que la saluda. Por otro lado, hay ciertos lugares que son más acogedores que otros, que nos gustan más que otros o donde nos sentimos bien. Yo diría que son lugares con buena vibra.


Hoy Buenos Aires está cargada de mala onda. Pero creo que entre todos podemos revertir esa situación. Propongo que me envíen o que comenten las entradas de Crónicas con fotos y/o textos con situaciones/lugares/personas en donde o con quien se sienten bien. Por mi parte voy a postear también todo aquello que me resulte divertido, curioso, llamativo o digno de una sonrisa o de ser nombrado.


Para empezar a cambiar nuestra energía, qué mejor que hacer un buen uso de ella. Entonces les propongo que reemplacen todas sus bombitas por luces de bajo consumo. Yo ya lo he hecho.



Torre de Babel de Libros de Marta Minujín





Estas son algunas fotos de la Torre de Libros que armó Marta Munijín en Plaza San Martín. Tiene 25 metros de altura y forma de espiral y se podrá subir hasta la parte más alta. Está compuesta por ejemplares de libros enviados de todo el mundo.


Supuestamente la obra, que estará acompañada de música y efectos lumínicos, iba a estar inaugurada desde ayer, 7 de Mayo, pero hoy todavía no se podía acceder y tampoco había música ni luces.
Lo que encuentro un acierto es la ubicación de la obra, en un lugar abierto donde puede ser contemplada desde varios ángulos.

Pulmón verde - Parque Centenario











Algunas fotos del Parque Centenario desde arriba; un verdadero pulmón verde para la ciudad.

El traje


La ventana de mi cocina da a un interior de manzana cargado de historias de vecinos, de ventanas, de techos, de luces que se encienden y apagan, de balcones, de fachadas traseras. Son curiosidades privadas, como este traje colgado esperando ser usado una noche de sábado.

Una puerta de Buenos Aires


Esta puerta está en el barrio porteño de San Cristobal, en Rivadavia casi llegando a Santiago del Estero. Me pareció interesante y muy trabajada. Pertenece al restaurante El Cortijo, que atiende en la esquina nombrada.

La costumbre de apropiarse de una plaza

El arquitecto Peña, ex director del Museo de La Ciudad, me hablaba en una entrevista de todas las actividades que se llevaban a cabo en la Plaza Dorrego en los 80´s. Él había iniciado en el barrio de San Telmo, junto con la feria de los domingos en la plaza, otras actividades que incentivaban a los vecinos a apropiarse del espacio público y usarlo como centro cultural, como pista de baile o salón de orquestas. Estas costumbres duraron varios años. Aquí sus palabras:

“En el 81, 82 y 83, le propuse a una persona de una oficina de Pami armar algo al aire libre para la gente mayor. Organizamos los “Encuentros porteños en Plaza Dorrego”, sábado por medio, a partir de las tres de la tarde. De tres a seis había juegos que la gente proponía, se armó un coro para cantar tangos, se hacían tapices colectivos en un gran bastidor y en donde todo el mundo daba alguna puntada. En un momento la gente quiso jugar al “sapo” pero no teníamos el juego, entonces yo me acordé que había una tetera grande sin tapa que utilizamos. El juego se llamó entonces “Emboque a la tetera” del que las fichas eran las monedas devaluadas de los 80´s, que no valían nada y ¡había miles!

Un día una artista que hacía tapices propuso -ella tenía muchísimos restos de lana- que la gente enganchara todos los árboles de la plaza. Entonces se hacían ovillos uniendo los pedazos de lana y se repartían entre la gente y cada uno los pasaba por los árboles y los unía.

A las seis empezaba una vermut danzante con una orquesta que era de San Telmo y que estaba suspendida en el tiempo. Tocaban bien y con muchas ganas. El principal, que era el que cantaba, se llamaba Teófilo Ibañez. En un principio el nombre no me decía nada pero cuando yo comenté en mi casa mi madre me dijo que Teófilo Ibañez era fantástico, era de la época de Gardel. Hay un vals muy conocido que se llama “Vieja serenata”, del que él fue el autor. Era un hombre grande en aquella época. Todos en la orquesta lo eran. Tanto que un día terminan de tocar una melodía, que bailaba el público, y Teófilo Ibañez se dirige a los presentes y dice “Estimado público, damas y caballeros, para que muevan esos cuerpos arrogantes interpretaremos ahora un bonito Foxtrot”, ¡que era música que se bailaba en los años 40! ¡Y todo el mundo salió a bailar! ¡Era genial!

Para ver la entrevista completa:


La costumbre del uso de túneles en Buenos Aires

Este es un extracto de la entrevista que mantuve con María Siniscalchi, dueña del restaurant “La Tasca de Cuchilleros”, en Carlos Calvo y Balcarce, que no salió publicado por falta de espacio.


http://www.elsoldesantelmo.com.ar/?p=2815


María nos hablaba del uso de los túneles en Buenos Aires, de los cuales, debajo de su restaurant, pasa un brazo del principal o de “la defensa”: “Las ciudades que no tienen piedras tampoco tienen murallas defensivas porque las piedras se tendrían que traer de lejos; entonces existen los túneles como defensa. Acá en Buenos Aires no hay piedras y por ende no hay murallas, pero sí hay túneles. La ciudad siempre se movió por túneles. Eso es una costumbre de la antigüedad”.


“Acá era un problema salir a la luz del día tanto para las mujeres -había pocas y tenían que cuidarse- como para los hombres. Si eras mujer, eras presa de los piratas o eras cautiva de los indios, que estaban en lo que es hoy la plaza Once. Y si eras hombre, lo mismo podían agarrarte los piratas o los indios. Entonces todos se movían por túneles. También se usaban para escaparse y vender mercadería pero en realidad el objeto de los túneles era poder vivir en Bs As. Acá tenemos una rama del túnel principal. El túnel principal, que era el más importante, se llama “de la Defensa” unía la Plaza Mayor, San francisco que unía San Ignacio, Santo Domingo y San Pedro Telmo.”

Mis notas en "El Sol de San Telmo" de marzo 2011

Estas son algunas de las notas que escribí para El Sol de San Telmo y Telma. Ambas publicaciones tratan en los primeros números del año temas de patrimonio de nuestra ciudad, en particular de San Telmo. Pueden leerlas desde los siguientes links:

- El Zanjón de Granados
Entrevista al ex director del Museo de La Ciudad, arquitecto José María Peña
parte 1
parte 2
Museo de La Ciudad, entrevista al actual director, Eduardo Vazquez


Ritmo

Era la tarde que se reflejaba en el parquet de alguna casa del barrio de Floresta. Entraba por las ventanas altas y a través de las rejas, que habían decidido asumir un injusto rol de reloj de arena y que marcaban el paso del tiempo en sus rígidas sombras oscuras. Llegaban hasta la cama o hasta la cómoda, invadían las cortinas y hacían traslucir los libros que se adormecían en algún estante. De afuera llegaba el ritmo preciso de las avenidas. No tenía fin, no se acallaba. Se mezclaba con bocinazos y frenadas, con la puerta de un colectivo golpeando al abrirse, con el ladrido de un perro y un chiflido en el aire, hasta a veces, de noche, se colaba el murmullo de un tren pasando veloz a cinco cuadras. Todo era música, era la orquesta de las avenidas, que marcaban el ritmo de una esquina en una ciudad que tal vez era Buenos Aires.
Las cosas tienen su ritmo, la ciudad tiene su ritmo. Desde chica he aprendido a escucharlo. Camino guiada por la música que generan sus cadencias. Mis pasos siguen el ritmo. Es un juego y me divierto. Es mi juego y solo yo lo conozco: salgo a caminar, veo los edificios, busco las sombras de las cúpulas en las medianeras, descubro balcones y molduras, cuento cada losa nueva de los edificios en construcción, replanteo baches, veredas rotas y marquesinas, miro lo mismo desde otras perspectivas, registro cambios, cuento ventanas y puertas o las casas en una cuadra, le tomo el tiempo a los semáforos, les gano, podría cruzar con los ojos cerrados y llegar salva a la otra esquina. Voy generando mi propia música, mi propio ritmo, mi propia cadencia de pasos, de cortes, de quebradas. Avanzo, me detengo, acelero, pivoteo. Así es mi juego en la calle, como si estuviera bailando.

Cálculo de FOS y FOT

Gente: ojo cuando calculen el FOS y FOT de un terreno. El primero, el FOS o factor de ocupación del suelo, no se saca multiplicando los metros cuadrados totales del terreno por el valor que da el código sino que sale de multiplicar los metros cuadrados construibles (o sea sin retiros, troneras, etc) por el valor de código. La diferencia puede ser importante. ¡Tengan cuidado!

En cuanto al FOT, o factor de ocupación total, sí se calcula multiplicando los metros cuadrados totales del terreno por el valor de código. Pero ojo nuevamente, hay ciertos usos, como cocheras, planta baja libre, construcciones con techo inclinado de menos de 1,80 de altura, circulaciones comunes, salas de máquinas, etc., que no entran dentro de estos metros. Así que atentos, a veces esa diferencia puede ser una planta más en nuestro proyecto.

A su vez, y no me voy a extender mucho más, al cálculo de FOS y FOT hay que agregarle el correspondiente a las alturas, líneas internas, etc. De todo eso, los valores menores (si por cálculo me da que puedo hacer 5 pisos pero el código sólo me permite 4, entonces debo tomar este último número) son los que debemos adoptar.

Saludos y espero que les sirva la info.

Penitencia


A la ventana del medio le tocó la penitencia de la sombra del tanque de agua del edificio de al lado.