El relieve donde se asienta la ciudad de Buenos Aires habla de una geografìa bastante accidentada, con riachos y zanjones de costas meandrosas y con ciertos sectores donde los niveles del terreno son más elevados que otros. Dichos sectores, gracias a su caracterìstica de tener mayor altitud con respecto a otros, fueron elegidos para ubicar grandes contenedores de agua para el abastecimiento de la ciudad.
La hidrografía de Buenos Aires está llena de ríos, arroyos, zanjones, muchos de ellos inconvenientemente entubados y, por ende, causales de inundaciones en algunos barrios de la ciudad. Los zanjones más pequeños, que corrían a través de todo el terreno, debieron taparse por cuestiones de higiene a fines de 1800.
Buenos Aires nació gracias al río. Los terrenos elegidos por Pedro de Mendoza y luego reelegidos por Garay no eran lo más convenientes en cuestiones defensivas para el asentamiento de una ciudad por los años de las dos fundaciones. De hecho, el auge de Buenos Aires no se dio hasta el 1700, cuando, por su característica de Puerto de conexión con Europa, su suerte cambió para siempre. La pequeña aldea creció y se convirtió en fastuosa ciudad. Fue su geografía y su hidrografía, a veces olvidada, la que le permitió a veces mantenerse, a veces crecer. Ejemplo de ello son los aguateros, que extraían agua del río y los aljibes, que recibían y contenían el agua de lluvia, ejemplos que nos cuentan el poco esfuerzo (comparado con otros países y ciudades del resto del mundo) que significó la obtención de agua en los primeros tiempos de la ciudad.
Los zanjones pasaban, en ocaciones, dentro de las propiedades privadas. Recordemos que la traza de Garay, de las Leyes de Indias, fue superpuesta arbitrariamente, como era costumbre para la gestación de nuevas ciudades, sobre una geografía ya existente.
Si pudiéramos imaginar la ciudad sin ciudad, si pudiésemos escanear el terreno, encontraríamos una similitud con un queso gruyere: túneles, aljibes, cisternas, sótanos, excavaciones para fundaciones, túneles de subterráneos. Buenos Aires tiene una vida por encima y por debajo del nivel del terreno construido; la última, casi desconocida.
Por otro lado, también existe el aporte de los jesuitas a este gran queso gruyere con los túneles excavados hasta su expulsión durante el siglo XVII.

Un link con más datos de la geografía de Buenos Aires:
http://www.primerabuenosaires.com.ar/?p=33#more-33