Catedral de San Isidro

Los comienzos de San Isidro están indudablemente relacionados con la construcción de una capilla y capillanía por parte de Domingo de Acassuso, devoto de San Isidro Labrador, alrededor de la cual labriegos y pescadores fueron asentándose.
Acassuso, de origen vazco, y quien se enriquese con el comercio de esclavos, se hace de tierras en la zona norte de Buenos Aires y decide levantar allí una capilla a su patrono hacía 1706. Con el correr del tiempo, el barrio fue creciendo y fue poblándose de quintas razón por la cual la capilla fue quedando chica y es reemplazada en 1720 por la construcción de una primer iglesia con cubierta en abóvedada y con una torre. Pero su arquitectura era de mala calidad y en 1785 fue reformada y se le adiciona una segunda torre.
La población siguió creciendo y la iglesia quedó insufisiente. Razón por la cual, hacía 1895, se proyecta un nuevo templo de estilo neogótico con capacidad para 3000 personas, que es la actual catedral que todos conocemos.
De un modo o de otro, el relato histórico viene a manera de introducción para un comentario que me urge hacer, y que es el siguiente: cuando vi la foto de la antigua iglesia de San Isidro en el Museo de Los Ombúes, en esta localidad, me di cuenta de que las similitudes de ésta con la iglesia de Santo Domingo en la Capital Federal son grandes: las proporciones rectangulares de la fachada con el frontis que se desarolla entre las dos torres (en Santo Domingo interrumpido por una abertura), las torres, muy similares aunque en SAn Isidro fueron más bajas, el remate de las mismas, las cornisas, entre otras cosas.
Agrego unas imágenes para que sigan mi comparación.

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