La costumbre de apropiarse de una plaza

El arquitecto Peña, ex director del Museo de La Ciudad, me hablaba en una entrevista de todas las actividades que se llevaban a cabo en la Plaza Dorrego en los 80´s. Él había iniciado en el barrio de San Telmo, junto con la feria de los domingos en la plaza, otras actividades que incentivaban a los vecinos a apropiarse del espacio público y usarlo como centro cultural, como pista de baile o salón de orquestas. Estas costumbres duraron varios años. Aquí sus palabras:

“En el 81, 82 y 83, le propuse a una persona de una oficina de Pami armar algo al aire libre para la gente mayor. Organizamos los “Encuentros porteños en Plaza Dorrego”, sábado por medio, a partir de las tres de la tarde. De tres a seis había juegos que la gente proponía, se armó un coro para cantar tangos, se hacían tapices colectivos en un gran bastidor y en donde todo el mundo daba alguna puntada. En un momento la gente quiso jugar al “sapo” pero no teníamos el juego, entonces yo me acordé que había una tetera grande sin tapa que utilizamos. El juego se llamó entonces “Emboque a la tetera” del que las fichas eran las monedas devaluadas de los 80´s, que no valían nada y ¡había miles!

Un día una artista que hacía tapices propuso -ella tenía muchísimos restos de lana- que la gente enganchara todos los árboles de la plaza. Entonces se hacían ovillos uniendo los pedazos de lana y se repartían entre la gente y cada uno los pasaba por los árboles y los unía.

A las seis empezaba una vermut danzante con una orquesta que era de San Telmo y que estaba suspendida en el tiempo. Tocaban bien y con muchas ganas. El principal, que era el que cantaba, se llamaba Teófilo Ibañez. En un principio el nombre no me decía nada pero cuando yo comenté en mi casa mi madre me dijo que Teófilo Ibañez era fantástico, era de la época de Gardel. Hay un vals muy conocido que se llama “Vieja serenata”, del que él fue el autor. Era un hombre grande en aquella época. Todos en la orquesta lo eran. Tanto que un día terminan de tocar una melodía, que bailaba el público, y Teófilo Ibañez se dirige a los presentes y dice “Estimado público, damas y caballeros, para que muevan esos cuerpos arrogantes interpretaremos ahora un bonito Foxtrot”, ¡que era música que se bailaba en los años 40! ¡Y todo el mundo salió a bailar! ¡Era genial!

Para ver la entrevista completa:


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