Calle Defensa

Su nombre ha cambiado varias veces pero su esencia no. Nació como vía que unía el fuerte con el puerto del Riachuelo. Pensemos que las costas de Buenos Aires no eran aptas para recibir a los barcos hacia mediados de 1700. Un banco de arena bordeaba el río dejando, entre él y la costa, una especie de foso más profundo por donde los barcos entraban hasta el Riachuelo y allí descargaban las mercaderías. El trayecto que unía esos dos puntos, desde los arrabales del puerto hasta el fuerte, era una calle de tierra que bordeaba la barranca, por donde transitaban los carros repletos de productos.
Y ese espíritu de calle de tránsito, de un tránsito que fue antes que nada a tracción a sangre, de un tránsito marcado por el ritmo de los andares de los caballos, sigue intacto en Defensa. En ninguna de las calles paralelas a ella -y en ninguna otra calle de Buenos Aires - se siente tan fuerte la presencia de la historia, no tanto por las construcciones que hacia ella vuelcan sus fachadas, sino por el sentimiento de que es una calle que nos obliga a apropiarnos de ella, como lo hicieron hace años los mercaderes.
Sobre sus límites surgieron los "huecos" o lugares donde los comerciantes paraban a descansar. La placita Dorrego era un antiguo hueco de la calle Defensa. Cuando existían los mercados de abasto (muchos de los cuales fueron "desapareciendo", o, mejor dicho, los fueron desapareciendo) las carretas con mercaderías paraban en estos descampados para que los caballos tomaran agua. Lamentablemente esos mercados (el de San Telmo y el de Abasto por suerte aún en pie) y sus "huecos" fueron olvidándose con el nuevo progreso de la ciudad y los nuevos medios de transporte.
Pero más allá de todo, Defensa siempre supo conservar su eterna esencia y su modestia, más allá de codearse con la parte más nueva de la ciudad -podemos distinguir las torres de Puerto Madero en sus bocacalles-, más allá de albergar casas de 1800 (reconocibles por sus ventanas y rejas en forma de arco. Las rejas como elemento reconocedor de su antigüedad) y de años posteriores, más allá de que sus empedrados sean recorridos hoy por gente en actividades diversas y completamente diferentes a las que le dieron origen.
Si alguna vez pasean por el casco histórico de Buenos Aires, no olviden caminar por Defensa y aprópiense de sus empedrados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Podés dejar tu comentario cliqueando en "Anónimo" si no tenés cuenta de gmail.
Luego, escribís las letras que aparecen en un recuadro y finalmente aceptás en "Publicar comentario".
Ojo, suele tardar un rato hasta que se cargua el comentario.