Los intrincados misterios de la Buenos Aires subterranea

¿Alguna vez han cruzado el Pasaje Roverano, aquel que se encuentra entre Av. de Mayo y H. Yrigoyen, detrás del nuevo edificio del Cabildo (bah... decir nuevo, viejo... ese Cabildo fue hecho y deshecho tantas veces que no tiene más que algunas paredes del original y, además, el edificio que está pegado al Roverano es de 1960, de Bustillo, en una interpretación de arquitectura colonial - fíjense en una inscripción en relieve casi invisible al lado del portón que da al patio sobre Av. de Mayo)? Si lo han hecho, si lo han cruzado, seguro notaron los balconeos a una planta inferior, o sea a un subsuelo, y si han inspeccionado un poco más, habrán intuido que probablemente ese subsuelo se conecte con el subte A. Y de hecho lo hace. En la estación Perú, casi el final del andén, del lado que va a Caballito/Flores hay unas rejas bajas y un policía restringiendo el acceso que evidentemente da al subsuelo del Pasaje Roverano. ¿Por qué tanta seguridad? Más allá de cuán insegura sea la ciudad en estos días, sospecho que desde esta entrada se puede acceder directamente a la Legislatura sin salir del subte. Debo inspeccionar un poco más la situación, pero no me parecería raro; si al Ministerio de Economía se puede acceder directamente desde el subte, ¿por qué sería diferente el caso de la Legislatura?
Lo cierto es que estoy más que segura que bajo sus edificios y sus veredas, Buenos Aires tiene un mundo subterráneo oculto. Los sótanos de avenida de Mayo, por ejemplo; nada más raro que bajo una vía pública haya sótanos privados. Pensemos que, originariamente, donde está ahora la avenida, había casonas, que probablemente tuviesen sótanos. No quiero imaginarme los misterios que hay debajo de esta avenida de apariencia tan española.
Otros ejemplos son los túneles hechos por los jesuitas en los años de la colonia, antes de su expulsión en 1767. Nadie parece hacerse una idea de por qué fueron hechos, aunque unen piezas claves de la ciudad de ese momento: las iglesias. Para contrabando, para escape, probablemente para ambas cosas. Los jesuitas traían conocimientos de Europa y no creo que hayan obviado algunos mecanismos militares del viejo mundo.
Pero también en Floresta, la quinta de los Olivera oculta túneles, lo mismo que los hospitales psiquiatricos de la Boca o Barracas. O la antigua Aduana Taylor, que estaba donde ahora está la Plaza con el monumento a Colón detrás de la Casa Rosada, y que tenía la misma forma circular que hoy tiene esta "plaza" (está toda vallada mis queridos).
Historias van, historias vienen, lo que sabemos es que el suelo de Buenos Aires, en gran parte, es apto para construcciones por debajo del nivel del terreno; cuestión que nos permite sospechar que pisada tras pisada el corazón delator de la ciudad está palpitando, a la espera de que algún loco decida levantar los mantos que lo ocultan de su oscuro escondite. De hecho el sitio mismo de la primera fundación por Pedro de Mendoza todavía es una incógnita. Muchos lo suponen cercano al actual Riachuelo pero sus rastros y su exacta ubicación han quedado ocultos a la moderna Buenos Aires. Los intentos de su búsqueda no han dado frutos aún pero ganas no faltan... http://www.primerabuenosaires.com.ar/?page_id=7

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