Semáforos de Buenos Aires


Generalmente el tiempo de espera que se necesita para cruzar una calle en Buenos Aires es de aproximadamente un minuto. Ese es el tiempo que tienen los autos para pasar hasta el próximo cambio de luces. Ese es también el tiempo que tienen los peatones para esperar hasta tener el paso libre. Eso sí, si uno es argentino, o mejor dicho porteño, nunca espera el minuto y cruza antes, a veces hasta cuando los coches todavía siguen pasando.
Otro dato a tener en cuenta es que, cuando el semáforo para peatones empieza a titilar en rojo, desde ese momento tenemos el tiempo necesario para cruzar toda la calle - obviamente si es que estamos cruzando a una velocidad de "planeo", a saber: no a una velocidad de paso de anciano ni de alguien que tiene la pierna enyesada, sino a una velocidad normal.
Algunas calles, en el centro, por ejemplo, tienen en el semáforo de peatones un temporizador que va en cuenta regresiva marcando los segundos que uno tiene para cruzar. Cuando este temporizador o cronómetro llega a cero, todavía tenemos unos segundos hasta que el semáforo de los coches se ponga en verde. Si no me creen pueden chequearlo por ustedes mismos. O sea, en conclusión, siempre hay una yapa de tiempo para cruzar en estos casos.
Por último, no podía faltar un comentario sobre cómo cruzar la avenida 9 de Julio (para ubicar a los que no han cruzado esta avenida hace mucho, les comento que tiene cuatro tramos de cruce: dos son calles "colectoras" y los otros dos son los carriles centrales separados a su vez por canteros o por explanadas de circulación). Es casi imposible cruzar los cuatro tramos de una, a no ser que uno vaya corriendo. Los semáforos están sincronizados para poder cruzar sólo dos tramos por vez: una calle colectora y uno de los carriles principales. Aquí, también hay un temporizador en el semáforo peatonal que cuando llega al número siete todavía podemos cruzar (ojo, siempre que estemos en velocidad de "planeo"). Lo que se puede aprovechar para ganar tiempo de cruce, y si nuestro recorrido lo permite, es cruzar los dos primeros tramos, luego hacer una cuadra por las explanadas centrales y finalmente cruzar los dos últimos tramos que nos restan.
Lo que mi experiencia de peatón me ha enseñado, es que no hay que temer al hombrecito rojo que titila en el semáforo. Si somos un poco lanzados y nos gusta la aventura -y sabemos que estamos en forma para salir corriendo si nuestros cálculos del tiempo de los semáforos fallan- entonces aprovechen estos consejos. Se los dice alguien que cuenta en su haber con cientos de kilómetros de caminata (y de cruces) por Buenos Aires.

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